La Unicidad de Dios

Una verdad bíblica que transforma vidas y revela el misterio divino

¿Qué enseña la Biblia sobre la naturaleza de Dios?

La doctrina de la unicidad revela que Dios es uno en esencia, no tres personas separadas. Esta verdad fundamental se encuentra a lo largo de toda la Escritura, desde el Antiguo Testamento hasta el Nuevo Testamento.

El Shema, la confesión central del pueblo judío, declara: "Oye, Israel: Jehová nuestro Dios, Jehová uno es" (Deuteronomio 6:4). Esta unicidad no se contradice en el Nuevo Testamento, sino que se revela más plenamente en la persona de Jesucristo.

Jesús mismo afirmó: "Yo y el Padre uno somos" (Juan 10:30) y "El que me ha visto a mí, ha visto al Padre" (Juan 14:9). Él es la manifestación visible del Dios invisible, la plenitud de la Deidad habitando corporalmente (Colosenses 2:9).

Esta verdad no es simplemente teológica, sino transformadora. Cuando entendemos que Jesús es Dios manifestado en carne, nuestra relación con Él toma una dimensión completamente nueva de adoración, reverencia y confianza.

Evidencia Bíblica

Antiguo Testamento

Deuteronomio 6:4: "Oye, Israel: Jehová nuestro Dios, Jehová uno es"

Isaías 44:6: "Yo soy el primero, y yo soy el postrero, y fuera de mí no hay Dios"

Isaías 45:5: "Yo soy Jehová, y ninguno más hay; no hay Dios fuera de mí"

Nuevo Testamento

Juan 10:30: "Yo y el Padre uno somos"

Juan 14:9: "El que me ha visto a mí, ha visto al Padre"

Colosenses 2:9: "Porque en él habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad"

Preguntas Frecuentes

¿Cómo puede Jesús ser Dios y hombre al mismo tiempo?

Jesús tiene dos naturalezas: divina y humana. Como Dios, Él es eterno, omnipotente y omnisciente. Como hombre, experimentó hambre, sed, cansancio y muerte. Esta unión de naturalezas se llama la encarnación (Juan 1:14).

¿Qué significa que Jesús oró al Padre?

Como hombre, Jesús oró para darnos ejemplo y para expresar su dependencia y sumisión como el Hijo. Como Dios manifestado en carne, Él tenía una relación única con su naturaleza divina. La oración demuestra su perfecta humanidad.

¿Por qué es importante esta doctrina?

Entender que Jesús es Dios nos asegura que tenemos un Salvador completamente capaz. Solo Dios puede cargar con todos nuestros pecados y darnos vida eterna. Esta verdad fortalece nuestra fe y nos da confianza en nuestra salvación.

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